Uno de los países que pueden sucumbir en primer lugar por el cambio climático son las islas Tuvalu, un archipiélago situado en el sur del pacífico que ya sufre las consecuencias. Las playas de estas islas desaparecen, las inundaciones marinas salinizan los cultivos, en resumidas cuentas, el aumento del nivel del mar anegará irremediablemente el archipiélago.
Tuvalu, o las antiguamente denominadas Islas Ellice, se encuentran en Polinesia, entre Australia y Hawai, es uno de los países con menor número de habitantes del mundo, situándose por detrás del Vaticano. Una de las características principales de estas islas son su bajísima elevación sobre el nivel del mar que no supera los cinco metros, un tsunami acabaría indudablemente con todos sus habitantes. Las reservas de agua dulce de los atolones son bastante escasas y se utilizan con extremo cuidado para el consumo humano y los cultivos de la isla, aunque como decíamos al principio, las inundaciones están cambiando el modo de vida de los habitantes. El cambio de situación salta a la vista según indican los ancianos del país que asisten irremediablemente a la desaparición de las playas e islotes cercanos. Todos los cambios han sido confirmados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pero lo peor todavía no ha llegado.
Es tal la amenaza que ya ha comenzado un plan de evacuación que permita trasladar a los 11.300 habitantes que residen en las islas. Reubicar a la población será una tarea difícil, ésta se realizará en Niue, una también pequeña isla del Océano Pacífico, en Nueva Zelanda, este último país ha aceptado recibir 75 personas por año, algo bastante deprimente por cierto.
Tuvalu como miembro de las Naciones Unidas solicita ayuda para que el país, su lengua y su cultura pueda sobrevivir a la catástrofe y pide más acciones contra el cambio climático. Irremediablemente asistiremos al final de Tuvalu, aunque esperamos que su cultura y su lengua perduren.
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