En un estudio publicado en la revista Cognitive Processing, un equipo de psicólogos ha hallado que el humor negro y retorcido, tipo Jocker, es decir, un humor que aborda temas como la muerte, la guerra o la enfermedad y otros temas morbosos, probablemente marca una elevada inteligencia.
Humor e inteligencia
En palabras de Christian Jarrett:
Catorce investigadores, encabezados por Ulrike Willinger de la Universidad Médica de Viena, solicitaron a 156 participantes, con una edad media de 33 años, que calificaran su comprensión y disfrute de 12 caricaturas de humor negro tomadas de The Black Book de Uli Stein. Los participantes también completaron las pruebas básicas de sus habilidades verbal y no verbaesl y respondieron preguntas sobre su estado de ánimo, tendencias agresivas y antecedentes educativos.
Cuando Willinger y sus colegas cruzaron todos los factoress, descubrieron que la inteligencia y la comprensión de las caricaturas estaban estrechamente unidas.
Los sujetos que obtuvieron la puntuación más alta en inteligencia tanto verbal como no verbal también fueron más propensos a decir que entendían la broma, y, además, que en realidad les pareció divertida. Las mismas personas estaban también en el extremo inferior del espectro de la agresión y no reportaron estados de ánimo especialmente negativos. Es decir, las personas con humor negro no son propensas al mal humor o al sadismo.
La razón por la que pudiera ocurrir esto es materia de hipótesis. Es probable que el ejercicio de la comprensión del humor negro consista en una compleja tarea de procesamiento de la información.
Como con la comprensión de un juego de palabras, desentrañar las capas de significado de una broma morbosa requiere mucho ejercicio mental. En cuanto a la agresión y los componentes del estado de ánimo, la preferencia por el humor grotesco está relacionado con la capacidad de tratar el contenido desagradable como ficción juguetona.
Para apreciar plenamente la broma, en otras palabras, se necesita poner una cierta distancia con ella. Quienes no saben desdramatizar, se lo toman demasiado en serio todo, lo que puede suponer reaccionar muy mal si, por ejemplo, si alguien verbaliza una ofensa./xatakaciencia.com
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