enrevesado juego perdiera interés, como si ya pasara a ser más terrenal que inalcanzable. Es lo que ha ocurrido ahora con el divertimento del momento, Pokémon Go. 17 días después de ponerse en circulación, ya hay una persona que lo ha completado. Para él, al menos, el reto de Pokémon Go ha muerto. Pero no ha sido un camino fácil.
Ocho horas entre semana -más de 10 los fines de semana-, 12 kilómetros diarios, unos cuantos cientos de euros, caminatas en línea recta e innumerables vueltas por la ciudad montado en un Uber. Es lo que ha hecho Nick Johnson (EE. UU., 28 años) para convertirse en la primera y única persona (que se sepa) que ha acabado el avasallador entretenimiento del momento, Pokémon Go. Sí, el juego de realidad aumentada al que niños, adolescentes y adultos dedican todo el tiempo que sus padres, trabajo y cónyuges les permiten, ya tienen solución. Nick es un neoyorquino residente en Brooklyn que sólo ha tardado 17 días en destripar los misterios de Pokémon Go. ¿El resultado? 142 pokémon capturados en su pokedex (almacén de pokémon), exactamente todas las criaturas que están disponibles actualmente en EE. UU.
Solo le queda una espinita. Los pokémon llamados Mr. Mime, Kangaskhan y Farfetch’d sólo están disponibles en Europa y Nick Johnson, de momento, no ha cruzado el charco para hacerse con ellos, aunque ya busca patrocinadores para llevar a cabo los viajes necesarios para completar su colección.
El último pokémon que Nick cazó fue Omastar. Pudo haber acabado el juego dos días antes, cuando lo encontró rondando por su vecindario, pero en ese momento su móvil dejó de funcionar (ya se sabe, la dichosa batería), prolongando la agonía 48 horas más. Sin embargo, fue el penúltimo que atrapó, Porygon, el que más se le resistió. Tuvo que salir de Brooklyn y hacer un viaje hasta Nueva Jersey (110 kilómetros). “Otro jugador me dijo que podría encontrarlo allí, así que me monté en un Uber y le pedí que condujera en círculos por la ciudad hasta que diéramos con él”, explica en una entrevista a Business Insider.
Tras esta hazaña, que le ha costado perder 4,5 kg de peso y muchas horas de sueño, Nick Johnson se ha convertido en maestro y entrenador de pokémon. Ahora, puede seguir jugando e interactuado (por ejemplo, defender con tus pokémon un gimnasio, enfrentarte a los pokémon de otros jugadores, etc.), pero ya ha conseguido la base del juego.
Johnson quiere compartir con el resto del mundo lo que ha aprendido de sus largas horas de caza con el móvil. Asegura que lo primero que hay que hacer es comprar un par de zapatillas cómodas para andar. También recomienda avanzar en línea recta. De esta forma, el sistema calcula mejor la distancia recorrida: al desplazarte en círculos el terminal no es capaz de medir lo lejos que se ha llegado (aunque él utilizó este sistema, excepcionalmente, para cazar al escurridizo Porygon). Pero, sobre todo, es primordial interactuar con otros jugadores: “Es un juego muy social. Si no sabes dónde encontrar un pokémon muy específico, otros jugadores estarán encantados de ayudarte”, afirma Nick.
A pesar de que lo primero que uno piensa al enterarse de la proeza de este hombre es que no podía tener vida más allá de Pokémon Go, lo cierto es que tiene un trabajo del que sale a las 18:30 todos los días y una novia con la que pasa gran parte de su tiempo libre. O así era hasta que el juego aterrizó en sus vidas.
Nick asegura que ahora es su novia la que está enganchada a Pokémon Go y, una vez recupere las horas de sueño perdidas, promete ayudarla a cazar todos los pokémon necesarios para completar el juego. El País
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